En Zapiola y
Federico Lacroze quedan los últimos rolingas de la ciudad
Es domingo y
los pibes esperan a las pibas
Ellas llegan
en shortcitos de jean
Rotos
Sucios
Flequillos y
ojos delineados negros, bien fuerte
Es domingo y
los rolingas comen asado en la vereda
Los pibes
prenden fuego y echan la carne
Las pibas
prenden un porro y da la vuelta
La birra
esta fría
En Zapiola
los rolingas pintaron en un portón
En su portón
Una lengua
gigante de los stones
Los rolingas
de acá escuchan la 25
Y toman la
vereda un domingo de diciembre
Bajo los
árboles
Comen asado,
toman birra y juegan a las cartas
Se arman una
mesa que es una tabla arriba de unas cosas, que no llego a distinguir que son
Hay una sola
reposera
Ellas se
turnan para usarla
Ellos, todos
se sientan en tachos de pintura
Y yo que
pase y los vi
Llegue a Lacroze,
me senté en la parada de un bondi
Y en un
mensaje de whatsapp a mi amiga Silvina
Le escribí
este poema a los últimos roligas de la ciudad.
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